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Reseña Histórica

                               Desde el inicio de los tiempos, la humanidad ha tenido claro que la naturaleza es algo tan perfecto, con un orden tan sublime, que se debió a una inteligencia superior que lo creó. Desde los hombres primitivos hasta los físicos modernos (como Alfredo Kastler, premio Nobel de Física), han llegado a la misma conclusión: el mundo, el universo, las leyes naturales y la existencia no son fruto del azar ni de la casualidad. Tuvieron un origen, fueron creados.

                            

                               Sin embargo, lo mismo el hombre primitivo que veía todos los días el movimiento del sol, hasta los astrofísicos de hoy con sus asombrosos telescopios, terminan retornando al mismo origen Creador: Dios.

                               

                               El hombre, aunque puede entender a Dios a partir de Sus Obras, tiene un conocimiento, una lógica y una inteligencia limitados. Por eso Dios, Sus Obras y Su actuar son un misterio que la inteligencia del hombre trata de desentrañar. El hombre intenta entender ese misterio, eso que está oculto, pero no puede llegar por sí mismo demasiado lejos. La esencia de Dios, Sus Obras, Sus Planes están a una altura en la que simplemente el hombre no acaba de comprender.

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